Nuestro Señor en el Cielo,
Vela por nuestros médicos dedicados, guardianes de la salud y el bienestar. Bendícelos con discernimiento, conocimiento y compasión. Concédeles la fuerza para curarse y la resistencia para afrontar los retos. Que sus manos sean instrumentos de tu gracia divina, devolviendo la salud a los enfermos. Protege sus mentes de la fatiga, sus corazones del desaliento y sus espíritus de la desesperación. Guíe sus decisiones, llénelos de empatía y rodéelos de un escudo de perseverancia. En tu presencia sanadora, encontramos consuelo, sabiendo que trabajas a través de su cuidado. Gracias por estos sanadores.