Nuestro Señor en el Cielo,
Me inclino humildemente ante ti, anhelando la bendición de los hijos. Bendice nuestro hogar con la risa, el amor y la inocencia de los pequeños. Concédenos el don de nutrir la vida, de formar las almas y guiarlas con amor y sabiduría. Que nuestros corazones y nuestro hogar estén preparados para acoger y nutrir las preciosas vidas que nos confíes. Infúndenos paciencia, fortaleza y una profunda comprensión de las responsabilidades de la paternidad. En tu gracia divina, ponemos nuestra esperanza y confianza, creyendo que tu tiempo y tu plan son perfectos.