Nuestro Señor en el Cielo,
En un mundo herido por el caos y los conflictos, te suplico humildemente el precioso don de la paz. Que tu espíritu tranquilo descienda sobre los corazones de toda la humanidad.
Que las naciones pongan fin a sus luchas y los individuos encuentren la armonía en su interior. Concede a los líderes la sabiduría necesaria para buscar soluciones pacíficas a las disputas, e inspira a las comunidades para que se unan en la comprensión y la compasión.
Guíanos lejos del camino de la violencia y la discordia hacia un mundo en el que reinen el amor y la empatía. Que el suave susurro de la paz resuene en todos los rincones de la Tierra, llevando consuelo a las almas atribuladas y serenidad a toda la humanidad.
En tu nombre, te pido una paz duradera.