Nuestro Señor en el Cielo,
Te suplico protección contra la mirada malévola, el mal de ojo. Envuélveme en tu escudo de resplandor divino, repeliendo la negatividad y la envidia. Deja que tu poder celestial disuada el daño y las malas intenciones. Que tu gracia fortifique mi espíritu, haciéndome inmune a las energías negativas. Guíame para que me centre en la bondad y la compasión, desviando la malicia con amor. Concédeme la fuerza para elevarme por encima de la envidia y el rencor, preservando mi luz interior. En tu sagrada presencia, encuentro santuario de las sombras, y en tu gracia, estoy a salvo. Confío en tu escudo celestial.