Nuestro Señor en el Cielo,
En las profundidades del dolor y la pérdida, me dirijo a ti en busca de consuelo y curación. Envuélveme en tu tierno abrazo, aliviando mis heridas y calmando mi atribulado corazón. Que tu amable presencia me recuerde que no estoy solo en mi dolor. Concédeme la fuerza para resistir, el valor para buscar la esperanza y la sabiduría para encontrar la paz en medio de las pruebas de la vida. Que tu amor sea un bálsamo para mi alma, que ofrezca consuelo y luz en mis momentos más oscuros. Confío en tu plan divino y saco fuerzas de tu amor eterno.